
Hacía 3 ó 4 años que estábamos en Inglaterra cuando nos enviaron a hacer la obra de Dios en Sudáfrica.
La primera cosa que me impresionó fue el sol. Apenas llegamos, en el aeropuerto, hacía un frío condenado, pero un hermoso sol brillando.
Ya había perdido toda mi relación, y luego, despertar todos los días con él allí resplandeciendo… ¡Cómo aprendí a valorarlo!
En Inglaterra mis gafas de sol hasta debían tener tela de araña, pero allí tenía que andar con ellas en mi cartera.
Pero esto era sólo una de las cosas que hacía mucho tiempo no veía…
Un día, volviendo a la noche de la iglesia con mi marido, pensaba en qué bueno sería llegar a casa y darme un baño caliente, y luego colocarme bajo las mantas, el frío aquel día había sido terrible…
Miro por la ventana, mi marido acababa de parar en un semáforo.
Un niño que no podía tener más de 6 años de edad, descalzo, sin nada para cubrirse, con la manito extendida para la ventana del carro que estaba adelante…
Mi corazón se partió… Miré a mi esposo y vi que él sentía lo mismo, rápidamente busqué mi billetera, con desesperación, antes de que el semáforo abriese, pero no fui lo suficientemente rápida, y el semáforo abrió y mi marido tuvo que seguir.
Casi lloro y me quedé mirando la billetera en mis manos, mi marido viendo esto preguntó: “¿Quieres volver?” Ni dudé. “¡Quiero!”
Volvimos y allí estaba.
Tomé lo que tenía en la billetera y se lo di a él, que abrió los ojos y se fue saltando de alegría en el medio de la calle!
Miré a mi esposo con una sonrisa de oreja a oreja y vi la misma alegría reflejada en sus ojos.
Aquel niño se sintió feliz, pero su alegría no se comparaba a la nuestra. Todas las veces que pasábamos por aquel semáforo recordábamos aquella noche.
Cuando das sin esperar nada a cambio. Cuando sabes que aquella persona nunca te retribuirá, sientes esta misma alegría
Ahora vamos a pensar…
¿Cuál es el verdadero valor de una ofrenda, un regalo, un cariño, cuando en realidad este dar espera recibir?
En el fondo es así… “Mira amor, toma este cariño, pero sólo te estoy dando porque quiero recibir”.
“Estoy sacrificando por ti porque quiero que hagas lo mismo por mí”
“¡Feliz cumpleaños! Aquí está tu regalo. ¡No olvides del mío!”
¡Y hay más! Cuando haces algo esperando recibir, luego, tienes que lidiar con la decepción en el caso de no ser retribuida.
Desafío - Tarea 30
Analiza cómo ha sido tu dar. Amar es… dar sin esperar recibir, ¿pues dónde está el amor si esperamos algo a cambio?
No hay comentarios:
Publicar un comentario