martes, 7 de junio de 2011


Hola Amigas,

Hoy me gustaría compartir este relato de una amiga lectora que escribió contando sobre su experiencia al participar del desafío de los “40 días para Transformarse en una mujer más linda”

Besos

Nanda Bezerra



¿Cómo va Señora Nanda?

Me gustaría contarle a usted y a todos los que siguen su blog el testimonio de un grupo de chicas que decidieron participar del “Desafío para transformarse en una mujer más linda”.

En este desafío se estipularon diversas actividades con la intención de que se transformen en hábitos diarios para nosotras, y eso ha sido algo que ha transformado nuestras vidas, nuestras actitudes, y nos ha moldeado como mujeres más agradables para Dios, pues determiné que así sería dentro de mí, y claro que con mucho sacrificio estamos transformando nuestro modo de pensar, actuar, hablar e, incluso, de cuidarnos, pues Dios habita en el Templo (que es la Iglesia) y habita en nosotros, seres humanos, que también somos “templos”, y no hay nada mejor que mantener la apariencia del Dios vivo dentro de nosotras! Digo “nosotras” porque estamos haciendo este desafío con un grupo de 8 mujeres de Dios, que desean ser mejores.

Bueno, yo comencé el propósito sola, en realidad, antes de que comience este propósito ya le estaba pidiendo a Dios una dirección para aprender a cuidar mejor mi carácter, mi apariencia, rutina diaria, y en seguida usted comenzó “El desafío de los 40 días para transformarse en una mujer más linda”, y entré de cabeza, y desde el primer día pude ver cambios en el estado de mi fe, que estaba más firme y dirigida por Dios. Desde la mañana Dios me daba la dirección, y así, sucesivamente, con el correr de los desafíos, la alegría y los resultados visibles en mi carácter, en la manera en cómo me organizaba, y en mi vida espiritual, eran tan grandes que no me contuve! Imprimí algunos desafíos y le pregunté a algunas jóvenes si ellas tenían fe para cambiar y ser más lindas para Dios, en ese momento ellas aceptaron y, entonces, empezamos el propósito.

Nos reuníamos todos los días y anotábamos en nuestras agendas todo lo que ocurrió en el día y qué faltaba para mejorar, y hoy puedo decir que “todas”, y puedo decirlo sin miedo, que ellas cambiaron de agua al vino, puedo ver en sus semblantes el deseo de ser más lindas en su interior para agradar a Dios!
Respecto al Ayuno de Daniel, fue lo que nos dio fuerzas para sacrificarnos al Espíritu Santo, lo que nos sacó de la rutina y nos llevó al corazón de Dios.
Señora Nanda, estoy muy feliz y estoy segura de que en los próximos 20 días seremos mujeres transformadas por dentro y por fuera…


 
Besos!

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