“¿Todo bien?”, pregunto.
“Ah, más o menos”, ella responde.
Ya veo en la respuesta que ella necesita, y quiere, desahogarse. Voy preguntando hasta que ella se desahoga…
“Mira, recibo las cosas que quiero, pero mi vida no cambia. Yo vengo a la iglesia orando por mi familia y por mi vida financiero, pero aún falta algo…”
Acabo de llegar de una reunión en una de nuestras iglesias y al finalizar, estaba conversando con esta señora y decidí escribir sobre el episodio.
Mientras hablaba, prestaba atención mirando a la alianza en mi dedo y fue cuando las palabras vinieron…
“¿Usted ve esta alianza? ¿Sabes lo que significa?”, ella me miró espantada, debe haber pensado que estaba loca, pues no tenía nada que ver con el asunto, pero ahora toda su atención era mía.
Mi marido estaba en el altar aconsejando y apunté hacia él, y le dije…
“Cuando me casé con él, me comprometí a cuidarlo, ser fiel, compañera, hacerlo feliz y amarlo de todo corazón”, retiro la alianza de mi dedo y lo coloco en el de ella. Ella me mira sin entender…
“Es esta alianza que está faltando en su vida. No un compromiso con su esposo, sino un compromiso con Dios. Venga a la iglesia a buscar a Quien bendice que es mucho más importante que las bendiciones”, le digo con calma.
“Cásese con Él y comprométase a cuidarlo para que Su Espíritu esté desbordando en usted, sea fiel, sea compañera, hágalo feliz haciendo Su voluntad y por encima de todo ámelo de todo su corazón”.
Observe, si al actuar así con mi marido, él me retribuye, imagine con Dios?!!
Quise compartir esto con ustedes, pues el error que muchas personas comenten es exactamente este.
Dónde está el compromiso? Dónde está la alianza de su dedo?
Sra Nanda lo que usted dijo para la sra es algo que pasa en la mayoria de las personas inclusive hasta parece obvio cuando uno sabe o se da cuenta de eso, pero mucha gente no consigue ver que la felicidad no esta en las bendiciones sino en quien bendice. Dios la bendiga!
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